25.2.14

Maradona será comentarista de Telesur, como tributo a Chávez

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LA JORNADA – Buenos Aires. Diego Armando Maradona firmó con el canal venezolano de televisión Telesur como comentarista del Mundial de Brasil, una decisión que describió como un tributo al fallecido presidente Hugo Chávez.
El ex astro de la selección argentina dijo en un video divulgado este lunes que será parte del equipo del popular periodista uruguayo Víctor Hugo Morales para el Mundial.
“Ha llegado el momento emocionante de mi vida de poder firmar este contrato que me liga a Telesur, a mis amigos venezolanos”, dijo Maradona, de 53 años.
“Vamos a transmitir todo el Mundial de Brasil para Telesur, porque así lo hubiese querido el comandante”, añadió en alusión a Chávez, muerto en 2013.
El Pelusa, uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, fue la estrella de Boca Juniors, Barcelona y Nápoles. Con la albiceleste ganó el Mundial de México 1986.
Telesur, un canal regional con base en Caracas, dijo que lo había contratado para participar en su programa DeZurda, que será transmitido a diario durante el torneo, que se jugará del 12 de junio al 13 de julio.
Esta no será su primera incursión en el periodismo deportivo. Debutó como comentarista para el Canal 13 argentino durante el Mundial de Estados Unidos 1994, después de quedar excluido de la competencia por dar positivo en un control antidopaje.
“Nos vemos en el Mundial”, dijo en el video. “Creo en Venezuela, ¡Viva Chávez!, ¡Viva (el presidente Nicolás) Maduro!”

25 verdades sobre las manifestaciones en Venezuela.

La patria no se negociaComo en 2002, la oposición radical, incapaz de tomar el poder por vía de las urnas, multiplica las acciones con el objetivo de romper el orden constitucional.
1. Nicolás Maduro, Presidente legítimo de Venezuela desde abril de 2013, hace frente a una poderosa oposición, apoyada por Estados Unidos, que aspira retomar el poder que perdió en 1998.
2. Como perdió las elecciones presidenciales de abril de 2013 por una diferencia del 1,59%, la oposición rechazó primero los resultados electorales, avalados no obstante por las más importantes instituciones internacionales, desde la Unión Europea hasta la Organización de Estados Americanos, pasando por el Centro Carter, y expresó su rabia en actos violentos que costaron la vida a once militantes chavistas.
3. No obstante, el débil margen que separó al candidato de la oposición Henrique Capriles al vencedor Nicolás Maduro, galvanizó a la derecha, motivada por la perspectiva de la reconquista del poder. Entonces hizo de las elecciones municipales de diciembre de 2013 un objetivo estratégico.
4. Contra todo pronóstico, las elecciones municipales se transformaron en plebiscito a favor del poder chavista que ganó el 76% de los municipios (256) contra el 23% (76) para la coalición MUD que agrupó a toda la oposición.
5. Desmoralizado por ese serio revés, viendo la perspectiva de una reconquista del poder por la vía democrática alejarse otra vez –las próximas elecciones serán las legislativas en diciembre de 2015–, la oposición ha decidido reproducir el esquema de abril de 2002 que desembocó en un golpe de Estado mediático-militar contra el Presidente Hugo Chávez.
6. A partir de enero de 2014, el sector radical de la oposición decidió actuar. Leopoldo López, líder del partido Voluntad Popular, quien participó en el golpe de Estado de abril de 2002, lanzó un llamado a la insurrección a partir del 2 de enero de 2014: “Queremos lanzar un llamado a los venezolanos […] a que nos alcemos. Convocamos al pueblo venezolano a decir ‘basta ya’. […] Con una meta a discutir: ‘la salida. ¿Cuál es la salida a este desastre?”.
7. El 2 de febrero de 2014, durante una manifestación, Leopoldo López designó al poder como el responsable de todos los males: “Las carencias que padecemos hoy tienen un culpable. Ese culpable es el poder nacional”.
8. El 2 de febrero de 2014, Antonio Ledezma, figura de la oposición y alcalde de la capital Caracas, también lanzó un llamado al cambio: “Este régimen quien cumple hoy quince años continuos promoviendo la confrontación. Hoy comienza la unidad en la calle de toda Venezuela”.
9. María Corina Machado, diputada de la oposición, lanzó un llamado a poder fin a la “tiranía”: “El pueblo de Venezuela tiene una respuesta: ‘Rebeldía, rebeldía’. Hay algunos que dicen que debemos esperar a unas elecciones en unos cuantos años. ¿Pueden esperar los que no consiguen alimentos para sus hijos? ¿Pueden esperar los empleados públicos, los campesinos, los comerciantes, a quienes les arrebatan su derecho al trabajo y a la propiedad? Venezuela no puede esperar más”.
10. El 6 de febrero de 2014, tras una manifestación de la oposición, un grupo de una centena de estudiantes encapuchados atacó la residencia del gobernador del Estado de Táchira, hiriendo a una decena de policías.
11. La misma semana, varias manifestaciones de la oposición se suceden en diferentes Estados y degeneran todas en violencia.
12. El 12 de febrero de 2014, otra manifestación, orquestada por la oposición frente al Ministerio Público, compuesta de estudiantes de las universidades privadas organizados en grupos de choque, resultó ser de una violencia inaudita, con tres muertos, una centena de heridos e innumerables daños materiales.
13. Como durante el golpe de Estado de abril de 2002, las tres personas fallecidas fueron todas ejecutadas con una bala en la cabeza.
14. Entre ellas se encontraban un militante chavista Juan Montoya y un opositor llamado Basil Da Acosta. Según la investigación balística, ambos fueron ejecutados con la misma arma.
15. Los siguientes días, los manifestantes, oficialmente movilizados “contra la vida cara y la inseguridad”, se instalaron en la Plaza Altamira, situada en un barrio rico de Caracas.
16. Desde hace varios meses, Venezuela sufre una guerra económica orquestada por la oposición que controla aún amplios sectores, con la organización artificial de penurias, de acaparamiento de productos de primera necesidad, y de multiplicación de actos especulativos.
17. Así, el 5 de febrero de 2014, las autoridades acautelaron en el Estado de Táchira cerca de mil toneladas de productos alimenticios de primera necesidad (arroz, azúcar, aceite, café, etc.) escondidos en almacenes. Desde enero de 2013, las autoridades acautelaron más de 50.000 toneladas de alimentos.
18. El gobierno bolivariano decidió actuar y castigar a los acaparadores y especuladores. En noviembre de 2013, la cadena Daka de productos electrodomésticos fue intervenida y las autoridades decidieron regular los precios. En efecto, la empresa facturaba sus productos con un beneficio de más del 1000%, por lo que eran inaccesibles para la mayoría de los venezolanos.
19. Ahora el margen máximo para las empresas no podrá superar el 30%.
20. El Presidente Nicolás Maduro denunció un intento de golpe de Estado y llamó a los ciudadanos a hacer frente al “fascismo”. “Nada nos apartará del camino de la Patria y de la vía de la democracia”, afirmó.
21. El 17 de febrero de 2014, tres diplomáticos estadounidenses fueron expulsados del país por su implicación con los sangrientos acontecimientos. Se habían reunido con los estudiantes de las universidades privadas para coordinar las manifestaciones, según las autoridades venezolanas.
22. El 18 de febrero de 2014, Leopoldo López fue arrestado por su responsabilidad política en las violentas manifestaciones y fue entregado a la justicia.
23. La administración Obama condenó al gobierno de Caracas por las violencias, sin señalar un solo instante la responsabilidad de la oposición que intenta realizar un golpe de Estado. Al contrario, el Departamento de Estado exigió la liberación inmediata de Leopoldo López, principal instigador de los acontecimientos dramáticos.
24. Los medios occidentales ocultaron los actos violentos de los grupúsculos armados (metros y edificios públicos saqueados, tiendas Mercal – ¡donde el pueblo se abastece en alimentos! – quemadas), así como el hecho de que la televisión pública Venezolana de Televisión fue atacada con armas de fuego.
25. Los medios occidentales, lejos de presentar los acontecimientos dramáticos ocurridos en Venezuela con toda imparcialidad, tomaron partido a favor de la oposición golpista y contra el gobierno democrático y legítimo de Nicolás Maduro. No vacilan en manipular a la opinión pública y presentan la situación como un levantamiento popular masivo contra el poder. En realidad, Maduro dispone del apoyo masivo de la mayoría de los venezolanos, como lo ilustran las manifestaciones gigantescas a favor de la Revolución Bolivariana.

La batalla de Venezuela

Juan Diego García (especial para ARGENPRESS.info)

Los sucesos en curso en Venezuela constituyen la respuesta de la oposición a las drásticas medidas tomadas por el gobierno de Maduro para combatir el acaparamiento criminal de artículos de primera necesidad, el desabastecimiento intencionado, la especulación ilegal con las divisas y un sin número de prácticas de la guerra económica que los empresarios nacionales y extranjeros adelantan contra este gobierno. Los incidentes no son un hecho aislado; forman parte de una estrategia seguida por la oligarquía criolla desde el mismo momento en que Hugo Chávez llegó a la presidencia y se inició la Revolución Bolivariana. Tras bambalinas, por supuesto y como siempre, Washington.



Se busca minar sistemáticamente el amplio apoyo popular al gobierno y, en principio, recuperar el poder en las urnas. Pero si esto falla no se descartan ni el golpe militar ni la guerra civil o directamente la intervención de fuerzas extranjeras. Es pues la aplicación del conocido manual de la contrarrevolución que se utilizó con tanto éxito contra la UP de Allende en Chile y es la misma estrategia que se lleva a cabo contra Ecuador y Bolivia. No solo los métodos son semejantes sino que los protagonistas resultan ser siempre los mismos. Internamente el agente principal no es otro que la clase dominante y los sectores sociales que le son afines y en lo externo, el gobierno de los Estados Unidos y sus aliados. Las figuras resultan familiares: desde el gran banquero y el terrateniente hasta los “niños bien” que azuzan las acciones callejeras del matón de esquina, del camorrero de siempre o del lumpen que sirven de mano de obra para las tareas de la guerra sucia. Por otro lado, desde el presidente (en esto Obama actúa igual que sus predecesores) y su ministro de asuntos exteriores que amenazan y financian generosamente a la “oposición democrática”, hasta los funcionarios de la embajada y su recua de agentes de todas las agencias de espionaje, intervención, sabotaje y lo que haga falta para proteger “los intereses nacionales” del Tío Sam.

A unos y otros les une ciertamente una comunidad de intereses. La oligarquía venezolana y los sectores sociales que le son afines, reaccionan ante la pérdida de sus privilegios como parásitos que han sido siempre de la riqueza petrolera, practicando a gran escala la corrupción, la fuga de capitales y la financiación de un tren de vida de ostentación, lujo y despilfarro; una vida de indolencia y superficialidad sin parangón en todo el continente. Y en eso llegó Chávez y la Revolución Bolivariana y dispuso que los recursos se dedicaran a satisfacer las necesidades más urgentes de las mayorías pobres del país y a fomentar cambios en el modelo económico para superar la condición de simples productores de materias primas y llevar a Venezuela a la modernidad y a un desarrollo económico sano y equilibrado.

A Washington le preocupa mucho perder el control de las riquezas naturales del país. Y para quien considere que a los estadounidenses realmente les preocupa la suerte de los venezolanos despeja toda duda al respecto el anterior candidato presidencial de los republicanos proponiendo invadir Venezuela para garantizar el suministro de petróleo a su país. Más claro no canta un gallo. Además, a los Estados Unidos les preocupa sobremanera el proceso de integración regional en marcha y en el cual Venezuela juega un papel clave. Esta iniciativa supone, si no el rompimiento radical con la tutela gringa sobre estos países sí al menos un debilitamiento enorme del papel hegemónico que siempre han tenido los Estados Unidos en el continente.

Afectada en lo más íntimo la oligarquía venezolana se levanta y para ello no escatima recurso alguno incluyendo el sabotaje sistemático de la economía, las más sucias campañas mediáticas de intoxicación y manipulación de la opinión pública, los atentados y provocaciones permanentes (incluyendo francotiradores que disparan contra chavistas y opositores para luego culpar a las autoridades), la contratación de sicarios y paramilitares colombianos para asesinar líderes populares y campesinos vinculados a la reforma agraria y hasta el golpe militar. Todas y cada una de estas maniobras no han conseguido cambiar la correlación de fuerzas y la oposición ha perdido prácticamente todas las citas en las urnas. La más reciente, hace un par de semanas cuando el partido de Maduro confirmó su ventaja con más de un millón de votos y aseguró el control mayoritario de alcaldías y gobiernos regionales. Nadie cuestiona esas elecciones; solo la oposición clama inútilmente. Al menos en Latino América todos los gobiernos reconocen la legitimidad de Maduro, estén o no de acuerdo con el proceso venezolano.

El asunto es entonces un caso evidente de lucha de clases (ese concepto que tanto escandaliza a algunos) y de defensa de la soberanía nacional (otra categoría que eriza los cabellos a los neoliberales más convencidos). No se trata en Venezuela de una dictadura que sacrifique la democracia ni de la existencia de un dictador sanguinario, ni nada por el estilo tal como clama la oposición. Se trata sencillamente de buscar -como sea- terminar con un proceso que ha golpeado a fondo a una clase social parásita acostumbrada a vegetar en medio de la pobreza de las mayorías. Ahora los recursos se dedican a resolver problemas sociales urgentes (educación, salud, vivienda, pensiones, empleo, etc.) y a promover un desarrollo económico menos deformado (industrialización, investigación, reforma agraria, etc.).

Ese es el meollo de la cuestión. Los motivos alegados por la oposición en manera alguna justifican ni las algarabías que desembocan en violencia ni los sabotajes sistemáticos (desabastecen y luego culpan al gobierno de la escasez). La corrupción que existe y que las autoridades reconocen y combaten es un mal endémico en este país (y en tantos otros!); los fallos en la gestión pública tampoco legitiman la violencia en las calles ni menos aún los planes subversivos. Las denuncias de la oposición tienen canales institucionales para ser expuestas y en su caso, resueltas. Las urnas deben ser en última instancia quienes aprueben o no la gestión del gobernante. Desesperadas porque mediante las vías legales apenas consiguen apoyos, los opositores acuden a los métodos violentos. A los grupos más exaltados de la oposición, ahora hasta el propio Capriles les resulta “blando” y promueven a Leopoldo López, un cachorro de Washington, un miembro activo de la Internacional Socialista, acusado ahora de ser el responsable directo, como inductor, de los sucesos luctuosos de los días pasados. Él llamó a la insurrección, él calentó los ánimos de las turbas incontroladas que incendiaron y abrieron fuego y ahora se quiere presentar como un pacífico contradictor del gobierno que rechaza la violencia.

El gobierno ha tenido que pedir a las organizaciones populares que no respondan a la violencia de la derecha en las calles, que no caigan en la provocación, sabiendo que existe un sentimiento de rabia contenida muy general entre las capas más pobres de la población que apenas soportan el espectáculo de ver a los niños de los barrios ricos aterrorizando y destruyendo impunemente, irrumpiendo en los barrios obreros con sus motocicletas de alta cilindrada (que nadie en el pueblo se puede permitir) cuando no cometiendo atentados contra sus líderes. La división de la sociedad venezolana no la creó Chávez. Siempre ha estado allí y es admirable cómo las gentes sencillas de ese país se comportan de forma cívica y dan a cada paso muestras de una condición democrática envidiable que contrasta con la histeria de la oposición.

Las medidas económicas tomadas recientemente son indispensables y en realidad debieron tomarse hace mucho tiempo. No afectan el ejercicio legítimo de la actividad económica, solo combaten el capitalismo mafioso. De igual manera son adecuadas las medidas aplicadas a quienes han promovido los desórdenes y ocasionado las muertes en los recientes acontecimientos. Si en su día no se procedió legalmente contra todos aquellos que promovieron el golpe de estado contra Chávez (el mismo señor Capriles, candidato a la presidencia por la derecha) ahora da la impresión de que las autoridades actúan con energía para llevar a los tribunales a los promotores de la violencia.

O sea, en el fondo, nada nuevo. Tampoco las mentiras y manipulaciones de los medios. La solidaridad con Venezuela es ahora más urgente que nunca.

¿Puede Washington derrocar tres gobiernos a la vez? Por: Thierry Meyssan*

“Del apoyo a los opositores se encarga la National Endowment for Democracy (NED). La NED es una agencia gubernamental estadounidense que se presenta como una ONG financiada por el Congreso de Estados Unidos”.
“Del apoyo a los opositores se encarga la National Endowment for Democracy (NED). La NED es una agencia gubernamental estadounidense que se presenta como una ONG financiada por el Congreso de Estados Unidos”.
El poder de un Estado se mide a la vez por su capacidad para defenderse y por su posibilidad de atacar en uno o varios frentes. Bajo esa óptica, Washington está tratando –por primera vez– de demostrar que es capaz de derrocar tres gobiernos simultáneamente: en Siria, en Ucrania y en Venezuela. Creyendo que, si lo logra, ningún gobierno tendrá ya posibilidades de hacerle frente.
Washington, después de fracasar en 2011 en su intento de bombardear simultáneamente Libia y Siria, está tratando de hacer una nueva demostración de fuerza: organizar cambios de régimen en tres Estados al mismo tiempo y en diferentes regiones del mundo –en Siria (CentCom), Ucrania (EuCom) y Venezuela (SouthCom).
Para lograrlo, el presidente Obama ha movilizado prácticamente todo el equipo de su Consejo de Seguridad Nacional.
Primeramente, la consejera de seguridad nacional Susan Rice y la embajadora ante la ONU Samantha Power. Las dos son maestras en el uso de la jerga «democrática». Y durante años se han especializado en aconsejar la injerencia en los asuntos internos de otros Estados con el pretexto de prevenir genocidios. Sin embargo, y a pesar de sus generosos discursos, a ninguna de las dos les importan las vidas no estadounidenses, como lo demostró la señora Power en el momento de la crisis de las armas químicas en la Ghoutta de Damasco. La señora embajadora de Estados Unidos, quien sabía perfectamente que las autoridades sirias no habían cometido aquel acto, simplemente se fue a Europa para asistir con su esposo a un festival de cine dedicado a Charles Chaplin mientras que su gobierno denunciaba un crimen contra la humanidad atribuyéndolo al presidente Assad.
Están también los tres responsables por regiones: Philip Gordon (Medio Oriente y Norte de África), Karen Donfried (Europa y Eurasia) y Ricardo Zúñiga (Latinoamérica).
Phil Gordon (amigo personal y traductor del ex presidente francés Nicolas Sarkozy) organizó el sabotaje de la conferencia de paz Ginebra 2 hasta que la cuestión palestina se resuelva en función de lo que quiere Estados Unidos. Durante la segunda sesión de Ginebra 2, mientras que el secretario de Estado John Kerry hablaba de paz, Phil Gordon reunía en Washington a los jefes de los servicios secretos de Jordania, Qatar, Arabia Saudita y Turquía para preparar un enésimo ataque contra Siria. Estos conspiradores han reunido en Jordania un ejército de 13 000 hombres, de los que sólo 1 000 han recibido un breve entrenamiento militar para pilotear blindados y tomar Damasco. El problema es que esa columna corre el riesgo de ser destruida por el Ejército Árabe Sirio antes de alcanzar la capital siria. Pero sus padrinos no logran ponerse de acuerdo sobre la manera de defender esa fuerza sin equiparla con armamento antiaéreo, que pudiera ser utilizado después contra la aviación de Israel.
Karen Donfried es la ex oficial nacional de inteligencia a cargo de Europa. Dirigió durante mucho tiempo el German Marshall Fund en Berlín. Actualmente se dedica a manipular a la Unión Europea para enmascarar el intervencionismo de Washington en Ucrania. A pesar de la reciente revelación del contenido de una conversación telefónica de la embajadora estadounidense Victoria Nuland, la señora Donfried logró hacerles creer a los europeos que el objetivo de la oposición de Kiev era unirse a la Unión Europea y que estaban luchando por la democracia, cuando en realidad más de la mitad de los amotinados de la plaza Maidan son miembros de partidos nazis y agitan retratos de Stepan Bandera, quien colaboró con la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Para terminar, Ricardo Zúñiga es nieto del Ricardo Zúñiga que presidió el Partido Nacional de Honduras y que organizó los golpes de Estado militares de 1963 y 1972 a favor del general López Arellano. El nuevo Zúñiga dirigió la estación de la CIA en La Habana, donde reclutó agentes y los financió para fabricar una oposición contra Fidel Castro. Y ahora moviliza a la extrema derecha trotskista en Venezuela para derrocar al presidente Nicolás Maduro acusándolo de stalinismo.
La parte mediática de estas operaciones está en manos de Dan Rhodes, el especialista en propaganda que se encargó en el pasado de escribir la versión oficial de lo sucedido el 11 de septiembre de 2001 redactando el informe de la comisión presidencial. En ese informe, Rhodes eliminó toda huella del golpe de Estado militar que se produjo aquel día (al presidente George W. Bush se le retiró el poder sobre las 10 de la mañana y no se le devolvió hasta la noche, todo su gabinete y los miembros del Congreso fueron confinados en búnkeres, supuestamente para «garantizar su seguridad») para que sólo quedara el recuerdo de los atentados.
En las operaciones organizadas contra Siria, Ucrania y Venezuela, la narrativa estadounidense reposa exactamente sobre los mismos principios: acusar a los gobiernos de matar a sus propios ciudadanos, calificar a los opositores de «democráticos», adoptar sanciones contra los «asesinos» y, en definitiva, concretar un golpe de Estado.
El movimiento comienza siempre con una manifestación en la que mueren opositores pacíficos y ambos bandos se acusan mutuamente de los hechos de violencia. En realidad, fuerzas especiales o elementos a las órdenes de Estados Unidos o de la OTAN, convenientemente ubicados, disparan a la vez contra la multitud y contra la policía. Así sucedió en Deraa (Siria) en 2011, al igual que en Kiev (Ucrania) y en Caracas (Venezuela) en los últimos días. En el caso de Venezuela, las autopsias practicadas demuestran que 2 víctimas –un manifestante de la oposición y otro favorable al gobierno– fueron baleadas con la misma arma.
Calificar a los opositores de «democráticos» es un simple juego de retórica. En Siria, se trata de takfiristas financiados por la peor dictadura del planeta: la de Arabia Saudita. En Ucrania, son unos cuantos proeuropeos sinceros rodeados de un montón de nazis. En Venezuela, son jóvenes trotskistas de familias acomodadas respaldados por milicias a sueldo de dueños de empresas. Y en todos los casos aparece el seudo opositor estadounidense John McCain para proclamar su solidaridad con los opositores locales, sean verdaderos o falsos.
Del apoyo a los opositores se encarga la National Endowment for Democracy (NED). La NED es una agencia gubernamental estadounidense que se presenta como una ONG financiada por el Congreso de Estados Unidos. La realidad es que la NED fue creada por el presidente Ronald Reagan, en asociación con Canadá, Gran Bretaña y Australia. La dirigen el neoconservador Carl Gershman y Barbara Haig, la hija del general Alexander Haig (ex comandante supremo de la OTAN y posteriormente secretario de Estado bajo la administración Reagan). Es precisamente la NED –en realidad el Departamento de Estado– quien moviliza al senador «de oposición» John McCain.
En este dispositivo no podía faltar la Albert Einstein Institution, «ONG» financiada por la OTAN. Creada por Gene Sharp en 1983, la NED formó agitadores profesionales a través del CANVAS [1] –en Serbia – y de la Academy of Change–en Qatar.
En todos los casos, Susan Rice y Samantha Power adoptan invariablemente la misma pose de justa indignación antes de dictar la adopción de sanciones –a las que rápidamente se suma la Unión Europea– cuando en realidad son ellas mismas quienes se dedican a orquestar previamente los actos de violencia.
Queda entonces por llegar a concretar los golpes de Estados, lo que no siempre funciona.
Así trata Washington de demostrarle al mundo que sigue siendo el amo. Para garantizar los resultados, emprendió las operaciones en Ucrania y en Venezuela mientras se desarrollaban los Juegos de Sochi. Así garantizaba que Rusia no tomara medidas de respuesta, con tal de evitar que algún atentado de los terroristas islamistas le echara a perder la fiesta olímpica.
Pero los Juegos de Sochi terminaron este fin de semana. Y ahora le toca jugar a Moscú.
Texto tomado de la publicación: http://www.voltairenet.org
Thierry Meyssan
Thierry Meyssan
*Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación (Monte Ávila Editores, 2008)

En jaque la industria del bloqueo contra Cuba. Por: María Carla González

Los infartadosLa publicación de la encuesta del Atlantic Counciluna prominente institución de investigación de Washington y las declaraciones públicas de varias figuras influyentes del escenario político y económico de Estados Unidos –entre las que se destacan Alfonso Fanjul, uno de los empresarios cubano-americanos más poderosos, Charlie Christ  candidato demócrata a la gobernatura de La Florida y los senadores Patrick Leahy (D. Belmont) y Jeff Flake (R. Arizona),así como la repercusión del tema en importantes medios de prensa como The Washington Post y The New York Times; reflejan el cambio de mentalidad de la sociedad estadounidense y el reclamo de que se elimine el bloqueo impulsado por WASHINGTON contra Cuba durante más de medio siglo y se normalicen las relaciones bilaterales.
Según la encuesta del Atlantic Council,  la comunidad de Miami y la opinión pública mayoritaria en este país están pidiendo que se permita a las compañías norteamericanas hacer negocios en Cuba, que los norteamericanos tengan libertad para viajar y  gastar dinero sin restricciones, y que Cuba sea borrada de la lista de países promotores del terrorismo, tema en el cual  según la encuesta, 52 por ciento de los encuestados opinaron Cuba debía  ser borrada de dicha  lista. Esto no es un sentir nuevo, ya otras organizaciones Wanshingtong Office for Latin American, Latinoamerican Working Group, y FORNORM,  se han pronunciado en esta dirección. De hecho, el tratamiento a Cuba en el último informe del Departamento de Estado (2013) está muy lejano de contener la rigidez de los  anteriores, a riesgo de perder la poca credibilidad que pudiera tener.

Repasemos lo expresado por varias personalidades:
El Sr. Fanjul,  expresó al diario The Washington Post que deseaba buscar maneras de “reunificar a la familia cubana” y que estaba abierto a invertir en Cuba “bajo las circunstancias correctas”, donde hubiera un arreglo entre Cuba y Estados Unidos y existiera un marco legal para hacerlo.
Charlie Christ, exgobernador de la Florida, republicano de orígen y antes, aliado de la extrema derecha de origen cubano asentada en Miami, afirmó que el bloqueo “no ha hecho nada en más de 50 años para cambiar  Cuba’’ y que La Florida, es el estado más dañado por este, así como que  un cambio beneficiaría la economía estatal. Y es entendible el cambio. Quien hoy aspira a la gobernatura del Estado por el Partido Demócrata, no puede obviar el proceso de cambios que se producen en Cuba, el reordenamiento de una economía a solo 90 millas de su eventual gobernatura.
Los senadores Patrick Leahy, presidente del Comité Judicial y tercero en línea de sucesión en EE.UU. y Jeff Flake, miembro del comité de Relaciones Exteriores, apoyándose en el estudio del Atlantic Councilexhortaron al presidente Barack Obama a escuchar a la mayoría de los ciudadanos que estiman hay mucho que ganar si se produce un cambio en esta política obsoleta de probado fracaso. Porque ni se ha producido un cambio de “régimen”, ni Cuba está aislada del mundo, un ejemplo de ello fue la recién concluida II Cumbre de la CELAC celebrada en La Habana.
Según publicó David Brooks en La Jornada: ¨Otras voces se han expresado al respecto. Jorge Pérez, hombre de negocios cubano-americano de amplia influencia en Miami, propuso un mayor intercambio entre artistas de Cuba y Miami, mientras que otro empresario cubano-estadounidense y ex embajador en Bélgica, Paul Cejas, dijo que era tiempo de cambiar la política y proceder diplomáticamente con La Habana¨.
Todo esto advierte malas predicciones para la industria de los que apoyan el bloqueo, al decir de José Pertierra[1].
La reacción de este segmento no se hizo esperar. Los hubo que rabiaron e hicieron declaraciones ofensivas manifestando su desespero como la congresista Ileana Ros-Lehtinen que denunció como “vergonzosa” la posición de Fanjul y trató de desacreditar el estudio presentado por el Atlantic Councilcalificándolo de superficial y manipulado.
Por su parte, Mario Díaz-Balart dijo estar “indignado” por las palabras de Fanjul, y el senador Marco Rubio, más cauteloso, sólo se atrevió a decir, a través de un vocero, que estaba “decepcionado”.
La Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA) ha hecho declaraciones muy discretas en la voz de su presidente Pepe Hernández, lo cual es llamativo pues siempre ha vivido del negocio de la contrarrevolución. Habría que observar como se mueven en este nuevo escenario pues  los cambios, sin pretender que serán  inmediatos,  y sin descartar el tortuoso camino que deberán transitar los que se propongan impulsarlos, serán inevitables y cada día más próximos, no cabe duda.
En mi opinión, no seria descartable otra división entre los que aspiran a los millones que les otorga WASHINGTON, y los que quisieran abandonar las posiciones más tradicionales y buscar acomodos a los nuevos tiempos. La FNCA  ha  apoyado  la política del bloqueo por varias décadas, mantuvo antes el financiamiento al terrorismo y hoy a ineficaces contrarrevolucionarios internos. Pero no ha podido impedir que cada día más cubanos visiten y remesen a su patria de origen y algo inédito hasta el año anterior, que los niños de origen cubano asentados en EE.UU. vengan a pasar sus vacaciones de verano e invierno a Cuba junto con su familia.

[1] Cubanoamericano, abogado de  Inmigración  y  especialista en las relaciones Cuba/EE.UU.
Fuentes consultadas:
Texto e imagen tomados del blog: http://lasantamambisa.wordpress.com
*Editora del blog La Santa Mambisa